Septiembre arrancó con un movimiento de risk-off en los mercados de renta
variable por unos datos económicos americanos algo flojos (ISM Manufacturero) y
unas cifras de empleo que no convencieron. Además, hubo presión sobre Nvidia. La
renta fija salió fortalecida y subió su precio, pasando la pendiente de la curva
americana a positivo.
Posteriormente los activos de riesgo se recuperaron gracias a la mejora en la
percepción del ciclo económico en EEUU y, también, por la cercanía de los recortes
de tipos de la FED y una nueva bajada del BCE el pasado 12 de septiembre. El BCE
redujo los tipos en 25 puntos básicos, con el tipo de depósito dejándolo en el 3,50%.
El BCE mantuvo un enfoque basado en los datos, lo que significa que las futuras
decisiones sobre los tipos de interés dependerán de la evolución de la inflación y la
situación económica. No se compromete a una senda específica de tipos de interés,
reflejando una estrategia para controlar la inflación, que ha mostrado signos de
moderación, mientras se busca apoyar el crecimiento económico que sigue siendo
débil.
Los activos de riesgo siguieron destacando positivamente gracias al recorte de 50
puntos básicos por parte de la Reserva Federal, quedando algo rezagada la bolsa
europea y cayendo el precio de los bonos. La FED trasladó confianza sobre el control
de la inflación y el empleo, previendo otro recorte adicional de 50 puntos básicos en
2024 más 100 puntos básicos adicionales en 2025. Mantuvo la proyección de
crecimiento en +2% en 2024 (vs +2.1%) y +2% en 2025.
Con la resaca de los Bancos Centrales, europeo y estadounidense, el foco estuvo en
la novedades que llegaron desde China con nuevas medidas de estímulo para
reactivar la economía. Sus autoridades sorprendieron al mercado adoptando una
batería de medidas para tratar de estimular el crecimiento de su economía lo que
impulsó fuertemente a la bolsa del país asiático.
Entorno favorable para los mercados de acciones, bonos e inmobiliario hasta
2026 en base a un contexto económico global positivo, con inflación a la baja,
tipos de interés en descenso, crecimiento sostenido en EE.UU., y una menor
probabilidad de recesión.