Gráfico de la evolución del VIX

Introducción

El dólar estadounidense es hoy una de las monedas más influyentes a nivel global, pero su historia tiene raíces profundas que nos conectan con el pasado colonial y el sistema monetario del Imperio español. Su origen se remonta al siglo XVI, cuando el real de a ocho, también conocido como “peso duro” o “real español”, comenzó a marcar una huella en la economía mundial.

Durante la Edad Moderna, el real de a ocho destacó como una moneda de circulación global, impulsada por el extenso comercio del Imperio español. Esta divisa, hecha principalmente de plata de las minas en América Latina se introdujo en 1497, y su pureza y peso consistentes hicieron que fuera ampliamente aceptada en Europa, Asia y las Américas. Siendo lo más destacable, su capacidad de ser dividido en reales más pequeños, facilitando de esta manera las transacciones. Esta flexibilidad junto a la creciente influencia del Imperio español hizo de esta moneda la más relevante para las transacciones globales en su época.

 

 

 

La presencia del Real en las colonias americanas

En las colonias británicas en América del Norte, la falta de una moneda oficial llevó a los colonos a usar varias monedas extranjeras, siendo el real español una de las más comunes y valoradas.
Con la independencia de los Estado Unidos en 1776, el nuevo país necesitaba establecer una moneda nacional y no es hasta 1792 que, gracias a la Ley de la Moneda, se creó el dólar estadounidense, tomando como referencia el real de a ocho. Así nació una moneda con un valor similar al del real y un innovador sistema decimal.
Aunque el dólar estadounidense eventualmente reemplazó al real de a ocho en el comercio internacional, la influencia de esta moneda española persiste en el diseño y la estructura del sistema monetario estadounidense.