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De izqda. a dcha.: Alfonso Sánchez (Carmignac), Raquel Blázquez (Ibercaja), María Luisa Rodríguez (Bankinter Gestión) y Álvaro Galiñanes (Santander Private Banking Gestión). FundsPeople.

Expertos en renta fija de varias gestoras analizan el escenario macroeconómico global en un desayuno organizado por FundsPeople y patrocinado por Carmignac. El arranque de año ha sido convulso y el ciclo económico se desacelera, pero no parece agotarse. Ahora, el principal desafío está en manos de los bancos centrales, que deben abordar la durísima tarea de calibrar con gran precisión su lucha contra la escalada de precios, que es el mayor foco de incertidumbre actual, para que el crecimiento no descarrile.

“Hasta el pasado 24 de febrero, fecha de la invasión de Rusia a Ucrania, había consenso en que 2022 sería un año de continuidad en la recuperación económica y de ralentización de la inflación, sobre todo, a partir del segundo semestre. Pero la guerra se ha convertido en un nuevo foco de incertidumbre, no tanto por el papel que juegan ambos países en los mercados financieros sino por su importancia como suministradores de materias primas”, señala Raquel Blázquez, directora de Inversiones de Banca Privada de Ibercaja.

Los riesgos económicos han aumentado y esto ha llevado a los bancos centrales y a organismos internacionales, como el FMI y el Banco Mundial, a revisar a la baja sus perspectivas económicas. Pero pese al recorte de las previsiones y la ralentización de la actividad, Blázquez destaca que la economía sigue expandiéndose. “El ciclo se está desacelerando, pero no agotando. El crecimiento está casi por encima de la línea tendencial en niveles prepandemia”, subraya.

En este sentido, apunta que los indicadores de confianza empresarial siguen marcando niveles de expansión. Por ejemplo, los PMI manufactureros resisten al conflicto y se han mantenido por encima de 50 en marzo y abril. Aunque no ocurre lo mismo con la confianza del consumidor, muy afectada por la elevada inflación. “El poder adquisitivo está mermando y es importante monitorizar su impacto en el crecimiento económico, sobre todo, en los países desarrollados occidentales, donde la demanda interna representa aproximadamente dos terceras partes del PIB”, añade.

Los efectos de segunda vuelta

María Luisa Rodríguez, responsable de Renta Fija de Bankinter Gestión, coincide en que, pese a la moderación de las previsiones, éstas siguen siendo elevadas. “Si bien aún desconocemos cuál será el alcance y duración de la guerra, la recesión no es nuestro escenario principal”, afirma.

Para Rodríguez, el mayor foco de preocupación se encuentra en la inflación, sobre todo la de EE.UU., donde la escalada de precios de materias primas y energía se ha trasladado a los salarios y ya está afectando a los precios de los productos básicos. “En el caso de Europa, todavía somos algo más optimistas. Creemos que será temporal y más fácil de doblegar, sobre toda la inflación subyacente, si no se producen los efectos de segunda vuelta”, apunta la responsable de Renta Fija de Bankinter Gestión, quien también pone de relieve las discrepancias actuales entre los bancos centrales para atajar el problema.

“Mientras que la Reserva Federal está muy concienciada con el problema de la inflación, el BCE tiene un discurso más moderado en este aspecto. En todo caso, el mercado está tensionando y anticipando subidas de tipos en las dos áreas geográficas”, expone.

El comodín del crecimiento económico

“Los banqueros centrales tienen que abordar la durísima tarea de calibrar con gran precisión su lucha contra el aumento de precios para que el avance económico no descarrile. Era un escenario al que se enfrentaban ya antes de la invasión rusa en Ucrania, pero la guerra lo ha precipitado”, afirma Álvaro Galiñanes, director de Inversiones de Santander Private Banking Gestión.

Galiñanes subscribe los riesgos a los que se enfrenta la economía, pero considera que el “comodín” del crecimiento alivia la presión y permite bregar mejor en este complejo entorno. “Tenemos un año por delante que, desde el punto de vista económico, no es malo. Las encuestas de PMI en algunos países se encuentran en máximos y esto demuestra que la liquidez con la que se ha inundado el mercado ha permeabilizado la economía y está generando crecimiento”, señala el directivo de Santander Private Banking Gestión.

“Hemos convivido mucho tiempo con crecimiento económico y con una inflación tolerable, incluso con deflación algunos años, y estábamos muy cómodos. Pero el escenario ha cambiado. Ahora dependemos de lo que hagan los bancos centrales y de cómo lo interprete el mercado, más allá de un factor exógeno y absolutamente imponderable como es la guerra. Además, coincide con la amenaza de nuevos cuellos de botella en el comercio internacional por la política de cero Covid de China, algo que puede azuzar aún más la inflación”, señala.

Cambios estructurales en la economía

Asimismo, Galiñanes augura que el fuerte repunte de precios también va a provocar cambios estructurales en la economía que se verán en los próximos años, como un replanteamiento de las estrategias de deslocalización o la reducción de la dependencia de materias primas de algunos países, fenómenos que per se son inflacionistas.

La Fed esperó demasiado

Todos los agentes financieros, desde los bancos centrales a los inversores y gestores, han puesto el foco en la inflación, pero Alfonso Sánchez, director de Desarrollo de Negocio de Carmignac, advierte de que no hay que perder de vista la ralentización del crecimiento. En este sentido, considera que la Reserva Federal ha esperado demasiado y ha comenzado a actuar una vez ya estaban encima los temidos efectos de segunda ronda.

“La subida de los costes de producción se estaba trasladando a salarios, seguros médicos y vivienda en un escenario complicado, porque las políticas de estímulo, no solo monetarias sino también fiscales, hacían un efecto multiplicador. Mientras, la Fed no se decidía y se agarraba al mantra de que la inflación sería transitoria”, señala Sánchez, quien recuerda que el mercado reaccionó invirtiendo la curva de tipos en EE. UU., un indicador que suele ser la antesala de la recesión, pero que después se ha empinado, “con lo que descuenta que el banco central moverá ficha, tanto con la palabra como con los hechos”.

Unanimidad en el FOMC

Para el directivo de Carmignac también es significativo que Lael Brainard, quien probablemente suceda a Jerome Powell al frente de la Fed, haya pasado de paloma a halcón al afirmar que el banco central está dispuesto a comenzar a reducir su balance en mayo y a un ritmo acelerado. La nueva postura de Brainard evidencia que, en la práctica, hay unanimidad en el Comité Federal de Mercado Abierto, el encargado de fijar la política monetaria.

“Ahora todo dependerá de cómo se desarrolle este desapalancamiento y la subida de tipos. Todos recordamos el impacto que tuvo la retirada de liquidez a finales de 2018 y cómo la Fed tuvo que dar marcha atrás rápidamente para evitar una recesión. Veremos qué ocurre ahora ante esta retirada de estímulos, que se prevé rápida y fuerte”, advierte Sánchez.

Momento convulso, pero no exento de oportunidades

Respecto a las rebajas de previsiones del PIB, el director de Desarrollo de Negocio de Carmignac destaca que no impactarán por igual en todo el mundo. Mientras los vecinos del conflicto en Ucrania serán los más afectados por su mayor relación comercial y estratégica, se prevé que la economía de algunos países de Latinoamérica, como Brasil, Colombia o Argentina, crezca. “Es un momento convulso, pero también surgen oportunidades”, concluye.